Héctor Hernández Montecinos

La Desaparición del Espacio

 

La Desaparición del Espacio

 

 

 

 

La Desaparición del Espacio

 

 

[1]

 

Ahora que estoy muerto puedo escribirlo todo

ahora que ya me fui de donde ustedes viven

puedo abrir los ojos para arrancármelos

 

pues aquí de nada me sirven

Lo que tendré que ver será con la visión de la muerte

que me ha dado la potestad

 

de poder escribir lo que se me ha permitido conocer

El mundo de los sueños es el de los muertos

Lo que para ustedes es dormir

 

para nosotros es salir a caminar sobre el Océano Loco

Lo que para ustedes es la ficción

para nosotros es el día a día y la noche a noche

 

Allá no saben que todo lo que uno escribe en vida

después de muerto se convertirá en el propio destino

El cielo y el infierno son capítulos y estrofas

 

que uno mismo escribió para sí sin saberlo

Lo que la mano la lengua y el ojo hicieron sobre el papel

aquí se hace sobre los árboles llenos de luz y de peces

 

Lo que la mano la lengua y el ojo hicieron con la tinta

aquí se hace con sangre sobre los cuerpos que no la poseen

Toda escritura es profética

 

pero solamente para quien la escribe

Toda escritura es para la muerte

un guion de lo que ella tendrá que hacer con uno

 

Lo que se ve es un engaño de luces y formas

para poder soportar la realidad y ocultar

lo verdadera que es la imaginación a ultranza

 

que es el único lugar donde se puede huir

de la tristeza y creer que la ternura

alguien la entenderá de una vez por todas

 

Esto es la muerte

ahora que estoy aquí lo sé con certeza

Todo sueño y todo libro son un adelanto

 

de lo que será esta nueva vida

donde lo que jamás existió existirá por siempre

donde lo que estaba escrito en esos millones de libros

 

de las millones de bibliotecas del mundo

es la soledad más absoluta y secreta

Escribo de premonición

 

como si alguna vez podría volver a vivir

y de llegar a ser así dejaría la escritura de lado

para que La Divina Revelación pudiera tener sentido

 

Todas las muertes son una sola

El fin de cada historia es el fin de todas las historias

pues este mundo es la historia de la muerte

 

es la muerte de mi historia

que soñé bajo tantas noches estrelladas

esperando la Aparición del Día

 

Este es el libro nacional de ellas

que sólo puedo escribir

porque he muerto

 

 

 

[2]

 

Hace un par de noches encontré mi cuerpo ensangrentado

mi cabeza estaba reventada con los golpes

y mis brazos y piernas aún humeaban

 

Se recuerda la última noche

porque en esa oscuridad

se siente que se está dentro de algo

 

que es más grande que la noche misma

A lo lejos todavía caían meteoros

y el humo no cesaba

 

Estaba tirado en el piso

que rugía un magnetismo incandescente

y me unía a él con la fatalidad de saber

 

que el movimiento ya no existe

Con la punta de los dedos podía sentir

las piedritas y la sangre

 

Intentaba pensar si en verdad estaba vivo

o si mi cerebro no estaba vaciándose

de todos los océanos que tenía guardados ahí dentro

 

El charco llegaba hasta la vereda

y comenzaba a entrar a las casas de los que allí vivían

pero todos estaban durmiendo

 

acumulando deseos para el día siguiente

olvidando lo maravilloso que es la renuncia

creyendo que todo lo visto ha sido lo vivido

 

Las nubes los libros y los árboles

cambian de color

cuando la tierra está ensangrentada

 

El frío se convierte en calidez

y el aire teñido de ese rojo único

se eleva cientos de kilómetros vistos desde arriba

 

Entonces los pulmones

se llenan de un hálito tibio

y uno deja de luchar

 

contra esas estrellas que lloran

porque todo el dolor es al mismo tiempo un placer

que indica que la tristeza pasará

 

como esos cometas allá arriba

cada vez más grandes

fundiéndose en una sola enorme luz

 

repleta de energía

y vibraciones más allá de la mente

Me dio miedo sentir mi cuerpo con esos espasmos

 

hasta que alguien o algo

me tomó abruptamente de los brazos

y esas manos eran las mías

 

venidas desde el futuro

La calle ya no estaba

ni la noche ni mi cuerpo

 

Todo poeta es póstumo

desde que publica

su primer libro

 

 

 

[3]

 

Ningún espejo me sirve

porque los espejos se muestran a sí mismos

Ningún río es tan lento

 

como para poder mirarme en la misma imagen

Nadie puede ver más que sus propios ojos

El retrato no existe

 

La rostridad son dos líneas paralelas

que se cruzan y rebotan como la luz

Ninguna ventana está más abierta

 

que el paisaje que contiene en su interior

Ninguna pintura está exenta

de los óleos de algún muerto

 

No hay ojos en esta palabra ojo

aunque ponga dos puntitos en ese par de o

Ninguna palabra te mirará

 

por más que la hayas escrito

Ningún libro te dirá de mí

más que las líneas de una mano

 

que ya te cortaste

Ningún sueño puede explicar

lo que dejas de hacer cuando duermes

 

porque los sueños son piedras

que cayeron sobre tu cabeza

y te salieron por la boca

 

Una lengua muerta se asomó

pero a nadie le importa

Ningún mar te devolverá tu infancia perdida

 

en esas playas que ya ni recuerdas

Ningún nombre será el mismo que el tuyo

y si lo es deberá ser alguien

 

que quiere huir de sí

Ningún hombre volverá a hacerte llorar

ni dará a luz tu sangre

 

Las palabras no se parecen a nada

de lo que hablan

tampoco las letras

 

ni los signos ortográficos

Ningún guion te dirá cuando respirar

Ninguna coma te hará callar

 

Ningún punto te detendrá

El único retrato posible

en este preciso momento para ti

 

son dos equis unidas por una larga línea

Dos incógnitas

unidas por una cuerda floja

 

por donde se puede caminar

con un espejito al revés en la mano

Incógnitas del cielo y de la tierra

 

Si toda vida es un río

toda muerte será un océano

y las nubes su resurrección

 

 

 

[4]

 

Todo poeta es póstumo

desde que decide consagrar al delirio

su mano su lengua y sus ojos

 

Todo poeta es póstumo

cuando en los signos ortográficos

puede ver las leyes físicas del universo

 

Todo poeta es póstumo

al acumular noches sin dormir

como si de libros vociferantes se trataran

 

Todo poeta es póstumo

pues la historia presiente

su propia destrucción

 

Todo poeta es póstumo

desde que sabe que su vida

es la suma de todas sus videncias

 

Todo poeta es póstumo

cuando se pierde en esa emergencia telúrica

que significa leer y ser leído

 

Todo poeta es póstumo

al darse cuenta que la noche duraría tan sólo minutos

sino fuera por las constelaciones

 

Todo poeta es póstumo

pues sólo una verdadera obra

creará nuevas formas de leer la poesía

 

Todo poeta es póstumo

desde que decide huir de su sangre

bajo la invisible bandera de la realidad

 

Todo poeta es póstumo

cuando escribe

con el terror a ser suicidado

 

Todo poeta es póstumo

al pensar en cuántos arcoíris tuvieron que existir

para que esta noche esté llena de alfabetos

 

Todo poeta es póstumo

pues hermoso

es el que destruye

 

Todo poeta es póstumo

desde que su país lo odia

tanto como lo odia él

 

Todo poeta es póstumo

cuando las polillas las mariposas y las luciérnagas

que hay en su cabeza lo tienen sin cuidado

 

Todo poeta es póstumo

al decidir

ser el primer extraterrestre nacional

 

Todo poeta es póstumo

pues su historia quedará

desparramada en páginas y órganos

 

Todo poeta es póstumo

desde que escribe sólo para que el castellano

se convierta en una lengua muerta

 

 

 

[5]

 

El Río de los Huesos

nace en la Montaña de la Iniciación

pasa por la Colina de la Sorpresa

 

y llega a los Mares de la Luna

que es una forma de decir

que la vida nace en la matriz

 

adquiere su conciencia

y llega hasta la muerte

Sin embargo

 

existen las nubes

que pasan silenciosas

plenas de gotas de rocío seminal

 

cargadas del verde soma

que llovizna sobre el estado vegetal

de la literatura

 

Es un ciclo perfecto y paralelo

Toda nube que se evapora del océano

es el triunfo de la resurrección

 

Allá arriba decenas de millones

de átomos han conseguido germinar

y van hacia el Jardín Codificado

 

donde cuatro ríos esperan

para renacer la semilla de plata

que es el libro que aún no se ha escrito

 

Las siete serpientes se aprestan

a devorarse a las nubes

y todo lo de celeste luz

 

Una fuerza que es dos es una

arcoíris y espejo

más negra que el blanco

 

Antes de todo libro

pero absolutamente

después de toda palabra

 

Bastarda y divina

sagrada y herida

interminable obra negra

 

Se habla en sueños cuando se camina

y cuando se vuela se escribe

Los árboles corren toda la noche

 

y de día descansan

para contemplar al Sol Negro

que ilumina los Siete Cielos Gramaticales

 

La flor de boca de dragón

no cesa de dar rugidos

que indican a las esporas

 

por donde avanzar

sin chocarse con las líneas imaginarias

que los pájaros olvidan de la ficción

 

Esto yo lo vi

el día después de haber muerto

y lo escribí en un sueño

 

 

 

[6]

 

Soñar es no servir a nadie más que a la muerte

escribir es estar pero lejos para poder sentir

la fascinación de la fatalidad

 

y no servir a nadie

Esa contradicción duró cuatro líneas

frases suaves y enfermas

 

llenas de deseo de venganza

emulando tonos

copiando puntuaciones

 

plagiándole con novedad

al primer lector que apareció

desprevenido y criminal

 

Se escribe para un libro sin autoría

que no tendrá tiempo para un yo colgando

ni para un corpus que se rebelará

 

Pues los ojos serán lenguas

y las lenguas serán manos

con un insomnio de doce sueños

 

En lo extraordinario del ordinario mundo

con una hoja de papel

se puede como nunca

 

estar cerca de la humanidad

pero es inmortal el que está solo

así comienza la ficción

 

Por eso no se escribe

se imagina en las noches sin dormir

y a lo sumo se toman anotaciones

 

al pie de un árbol que desaparece

Todo debe seguir moviéndose

nada más que basura es lo acumulable

 

La lección del autor

es asumir que todos los libros

son barquitos de papel

 

que se hunden cuando llegan

a verse en medio del mar de dudas

donde los remolinos

 

son signos de interrogación

y las corrientes estrofas y párrafos

que no volverán

 

La vida llega al límite

de agotar su vaivén

entonces se hace necesario

 

buscar papel y lápiz en el más allá

luego aprender a ver y abandonarse

a lo ruidoso que puede llegar a ser

 

el silencio de la pequeña mente

tan llena de lagunas y cordilleras

invisibles para los tontos

 

Sólo quiero decir

que la siguiente hoja no está en blanco

es el libro nacional de los muertos

 

 

 

[7]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De La Divina Revelación (Ciudad de México: Aldus, 2011)

 

 

 

 

 

 

Héctor Hernández Montecinos (Chile, 1979). Su proyecto total, Arquitectura de la Mentalidad, consiste en tres monumentales trilogías publicadas, La Divina Revelación (Ciudad de México: Aldus, 2011), Debajo de la Lengua (Santiago: Cuarto Propio, 2009; Granada: Valparaíso ediciones, 2019) y OIIII (Santiago: RIL Editores, 2020). A los 19 años recibió el Premio Mustakis a Jóvenes Talentos. A los 29, el Premio Pablo Neruda por su destacada trayectoria tanto en Chile como en el extranjero. Ha llevado a cabo festivales de poesía, editoriales, talleres, antologías, estudios literarios y performances. Mantiene el blog: www.acheache.blogspot.com

Written by Mario Meléndez

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