La muerte tiene los días contados 2

La muerte tiene los días contados 2

 

 

 

La muerte es una muñeca de trapo
que se duerme en los brazos de Dios

 

 

Autorretrato de la muerte

 

Qué puedo agregar de mí

que no se haya dicho o escrito

o publicado por esa manga de reporteros

parados noche y día a la entrada del cementerio

subidos en las cruces

escondidos en los nichos vacíos

atrincherados en la fosa común con sus cámaras

hambrientas

para ver si me atrapan en algo poco digno

o consiguen un registro de mi esbelta anatomía

o se llevan la exclusiva de mi rostro al despertar

saliendo de esa urna que parece congelador

o tomando el sol en traje de Eva

recostada sobre la tumba de mi madre

 

Qué puedo agregar de mí

que los gusanos no aclararan en su momento

que Chagall no tuviera en mente

mientras colgaba detrás de su tela

o esas moscas que acompañaban los restos

de Baudelaire

no hayan hablado en la sobremesa

o el fantasma de Vallejo no sospechara

en esa noche de aguacero

 

Qué puedo agregar de mí

salvo que he sido feliz en los campos de batalla

aconsejando a los suicidas

mientras se miran al espejo por última vez

visitando a los enfermos terminales

tomando la palabra en el entierro de Cervantes

cargando el ataúd de Miguel Ángel o John Lennon

probándome el pijama de Mandela

 

Qué puedo agregar de mí

si cada letra de mi loca biografía

la escribirán ustedes tarde o temprano

 

 

 

 

Los teloneros de la muerte

 

Para Jim, Jimi y Janis

 

Ellos son los teloneros de la muerte

y tocan cada noche en el bar del cementerio

Ponen tanta fuerza en lo que hacen

que la gente se levanta de sus tumbas

apenas suenan los primeros acordes

y comienzan a bailar desenfrenadamente

como si espíritus embrujados

se adueñaran de sus tristes esqueletos

y naufragaran al ritmo del rock and roll

y corearan los temas elegidos

en un aullido que no es de este mundo

Y cuando cae el telón a manos de

Bill Halley o Elvis Presley

la locura se apodera de los nichos

de la fosa común salen lamentos

que arrugan la oscuridad

y los pocos que yacen impávidos

o porque están sordos o no fueron invitados

o prefieren una música más docta

juegan ajedrez con las hormigas

y beben tequila hasta resucitar

Así es la cosa en el bar del cementerio

ahora que la noche ha perdido la voz

y los muertos descansan en paz

bajo las mesas del más allá

 

 

 

 

La muerte quiso ser Salomé

 

La muerte quiso ser Salomé

y en los suburbios del hambre

ejecutaba una danza febril y apocalíptica

La jauría aullaba de placer

y se postraba ante el extraño frenesí

de sus caderas oceánicas

de sus pechos confitados

Sos grande, le gritaban los clientes

Cómo no te voy a querer

entonaba la porra de turistas

que abarrotaba el lugar

que se arrancaban los pelos y la camisa

de puro emocionados

Te daremos lo que quieras

exclamaban jubilosos y a punto del delirio

Lo que quiera, repetía la muerte

mientras colgaba como una araña del escenario

Y pidió la cabeza del Fürher en una bandeja

y la de Stalin en una pecera

y la de Trump y toda su familia

en una mesa de centro

y la de Herodes en una maleta

Y al final pidió la cabeza de Dios

envuelta para regalo

 

 

 

 

La muerte quiso ser (o no ser)

 

para William, lógicamente

 

Agarró su propia cabeza

y comenzó a decir una serie de incoherencias

todas ellas referidas al más allá

sobre el alza en el precio de los ataúdes

que los gusanos se llevan la mejor parte

que Hamlet es un bueno para nada y esas cosas

Si Shakespeare estuviera en la platea

le diría sus cuantas verdades

pero eso a la muerte no le va ni le viene

Escribir, dirigir, actuar, son cosas que soñó

desde niña

cuando su padre la llevaba al teatro de Sófocles

e imaginaba tener los pechos de Electra

o los labios de Casandra

Ahora prepara un gran monólogo

no apto para cardiacos ni enfermos terminales

Se llamará: La muerte no tiene rating

Para ello se levanta de amanecida a ensayar

cada línea

es muy profesional en eso y detallista a rabiar

Se instala durante horas frente al espejo

pasando su cabeza de mano en mano

haciendo la eterna pregunta del ser o no ser

convencida que Dios la espía del otro lado

 

 

 

 

Historias de la vida irreal

 

Uno

 

La muerte entra a la capilla donde velan

los restos de Dios

Porta un ramo de cenizas que deja sobre el ataúd

asoma su calavera por la ventanilla

dice algo en arameo y luego se marcha

ante la mirada atenta de algunos familiares

 

Un poodle vestido de luto orina las flores

las sillas y todo lo que ve a su alrededor

los niños le dan de beber agua bendita

le arrojan hostias desde el altar

Los padres amenazan castigarlos

y los niños se evaporan en el acto

 

La muchacha que fumaba en el jardín

ha perdido de vista a su mascota

la busca desesperada entre la multitud

pero el viejo poodle ha desaparecido

Ahora sigue a la muerte por una calle vacía

donde los árboles le ladran para que no se acerque

 

 

 

 

Dos

 

Los niños que saltaban el extraño ataúd

jamás volvieron a casa

 

se perdieron entre los candelabros rotos

y las flores que orinaba el viejo poodle

 

Sus padres los buscan desesperados

 

Se diluyeron en agua bendita, dice la muerte

mientras mira a la muchacha que fuma

en el jardín

 

El viejo poodle se pasea con la garganta seca

 

 

 

 

Años después

 

Cuando mi abuelo sacó por fin

los muertos del baúl

un grillo ensayaba

sobre un esqueleto sin nombre

su primera sinfonía

 

 

 

 

-RIL Editores, 2023

 

Written by Mario Meléndez

Réquiem para frutas suicidas

Hugo de Mendoza