Vuelo subterráneo

 

Vuelo subterráneo

 

 

A veces la memoria se pone anteojos
para encontrar en la calle
su propio rostro

 

 

 

Vincent 1993

a Vicente Huidobro

 

El gran poeta de las vanidades

se mira al espejo y dice

no hay otro mejor que yo

no hay otro más hermoso y delicado

más burlón, paradojal e irresistible

Y cuando voy por las calles

me persiguen y me piden autógrafos

se aglutinan en torno mío o se desmayan

porque soy más inmortal que las agujas

y en mi boca suspiran las estrellas

Así, cada montaña es un pelo en mi oreja

y cada nube una escalera de emergencia

donde subo y bajo como un mago

persiguiendo su conejo sin darle jamás alcance

No obstante los helicópteros me adoran

me adoran también las escolares que diviso de reojo

me adora el trapecista de un circo desahuciado

me adora la azafata de un vuelo imaginario

me adoran los enanos, los duendes, los fantasmas

y todos gritan “Ahí va Vicente, ahí va

con su cara encerrada en un sombrero

ahí va, el que se orina en los astros

el que respira copihues

y cambia de color hasta volverse inaguantable”

Y yo me río como un Buda chocho

cuando arrojan flores a mis pies

y me lleno de números telefónicos

y de mujeres que darían sus propios pechos

por rozar mi frente de amante multitudinario

o por mirar mis cabellos salidos de un arcoíris de fruta

Tengo unos cuantos lunares en francés

y un gato que me habla en un idioma póstumo

y un perro que me muerde y me lame las antenas

y un cilantro preguntando quién soy

y yo le digo “No me busques

no hagas caso de la rosa deshojada

tú tienes tu propia sabiduría

tu propio olor

tu apellido en la cazuela del domingo

y no necesitas ser tan hermoso

para que ellos te respeten

cuando con sólo probarte

tienes ganado el cielo

y un espacio en mi garganta”

Ahora me marcho en mi paracaídas

me marcho en mi aeronave de plumas anónimas

me marcho a pellizcarle las nalgas a un piano

a dormir una siesta en un ataúd de huevo

 

 

 

 

Qué debo hacer para cantar

 

Qué debo hacer para cantar

si a veces se me pierde el grillo

que llevo adentro

se me desprende la campana

el timbre, el ave

y sólo me queda el latido

de algún jilguero en la memoria

luchando por desatar su melodía

sobre las alas del abecedario

Y cuando encuentro al fin mi flauta

en un estanque del tiempo

se me oscurece la garganta

de pensar a quién, a quién

a quién dirigiré las notas

de este arcoíris sin luz

de esta ampolleta mal colocada

y casi siempre insatisfecha

Preferiría escuchar por las tardes

a una gaviota sentada en mi cuaderno

jugando a ser paracaídas

en los espacios en blanco

o repetir el grito de unos bigotes

al ser arrancados de su lugar de origen

Preferiría el sonido de un huevo

sacando la lengua al aceite

apresurado por entrar a la boca

de mil mujeres sin dentadura

Entonces recuerdo

que llevo pegada una mosca

al tímpano del alma

ella se reproduce en mis sueños

y no es violín

porque en la muerte desafina

y se le rompen las cuerdas

al detenerse en la sangre

 

 

 

 

Abrígate, Gladys

a Gladys Marín

 

Abrígate, Gladys

que la muerte tiene los pies helados

y una lágrima en la sien

No bastarán tus rojos huesos para este viaje

ni la saliva de tu corazón

Date trato

que hay lombrices añorando tus entrañas

tus axilas luminosas

tus rodillas que adivinan el país de los enanos

Ve despacio

no te olvides de marchar entre las tumbas

no te canses

y ojo con las hormigas que te deprimen

con aquéllas que presienten tu color desde lejos

tu color sin maquillaje, tus encías de viento

tu cabello enjaulado que crece cuando ríes

compañera de las horas golpeadas

todo vale en esta noche sin orillas

donde la eternidad pasa descalza entre tus muertos

y tiene hambre de abrazarte

porque sabe que tus gestos resucitan

y se echan a volar sin despedirse

y se pierden en la patria de los sueños

y ya no vuelven

Qué harás ahora sin ti

sin tu esqueleto de pan mojado

sin tus pechos que ladran de orgullo

sin tus sábanas heridas

ahora que la ausencia se desviste para otros

qué harás bajo la tierra sin conocer a nadie

Abrígate, Gladys

y amarra bien tus cenizas por si te arrepientes

 

 

 

 

La playa de los pobres

 

1

 

Los pobres veranean en un mar

que sólo ellos conocen

Allí instalan sus carpas

hechas de mimbre y celofán

y luego bajan a la orilla

para ver la llegada de los botes

curtidos de adioses

En la playa

la miseria se broncea boca abajo

el hambre toma sol en una roca

los niños hacen mediaguas en la arena

y las muchachas se pasean

con sus bikinis pasados de moda

Ellas tienden sus toallas de papel

y se recuestan a mirar el reventar de las olas

que les recuerda la forma de un pan

o una cebolla

Mar adentro nadan los sueños

Y ellas ven al vendedor de helados

acariciando sus pechos

o a ellas mismas en un viaje hacia la espuma

del que regresan con vestidos nuevos

y una sonrisa en el alma

 

 

2

 

Los pobres veranean en un mar

que sólo ellos conocen

Y cuando cae la tarde

y el horizonte se desviste frente a ellos

y las gaviotas se desclavan del aire

para volver a casa

y el crepúsculo es una olla común

llena de peces y colores

ellos encienden sus fogatas en la arena

y comienzan a cantar y a reír

y a respirar la breve historia de sus nombres

y beben vino y cerveza

y se emborrachan

abrazados a sus mejores recuerdos

Mar adentro nadan los sueños

Y ellos ven a sus hijos camino de la escuela

cargando libros y zapatos y juguetes

o a ellos mismos regresando del trabajo

con los bolsillos hinchados

y con un beso pintado en el alma

Y mientras ellos sueñan

el hambre apaga sus fogatas

y se echa a correr desnuda por la playa

con los huesos llenos de lágrimas

 

 

 

 

El barco del adiós

 

Yo soy el niño que juega con la espuma

de los mares desahuciados

Por esa playa embanderada de gaviotas

yo estiro mis brazos como flojas redes

mientras las olas pellizcan mis sueños

y una sola lágrima revienta contra las rocas

Los arrecifes se asoman a la orilla

vienen descalzos a bailar sobre mi alma

y en sus labios traen algas y corales

la levadura del mar convertida en beso

Yo muevo mis pies entonces

como dos viejos remos

mi corazón es un océano de rostros y de manos

y yo entro en él sin darme cuenta

con mi equipaje de arena

aferrado al timón del viento

a la proa de los años

donde una voz que no es mi voz

eleva el ancla de este pequeño barco

que se aleja con mi infancia a bordo

 

 

 

 

La invitación

 

Mis funerales serán mañana, no te los pierdas

trae a los niños si quieres

habrá números para todos los gustos

habrá mimos y magos y payasos

y una cantante como nunca has escuchado

Vendrá gente de todas partes a celebrar este día

Los estudiantes llegarán con sus globos azules

los pobladores alzarán sus banderas a un lado

de mi tumba

las hojas bailarán al compás del viento

que también estará presente en este sencillo homenaje

y una mujer desnuda como nunca has visto antes

entrará en mi ataúd y lo sellará por dentro

Qué más te puedo contar

Los vendedores gritarán sus ofertas apostados

en las cruces

y ofrecerán retratos míos que no me favorecen

y también mis originales que no son originales

sino copias que algún vivo imitó con cuidado

para enriquecerse

Te pido no compres nada

más bien disfruta el momento

porque a las quince en punto un coro de grillos

dará inicio a la fiesta

Entonces se apagará el cielo de golpe

cuando las nubes lo cubran en señal de respeto

y las palomas dibujen mi nombre en pleno vuelo

y las abejas llenen de miel los recuerdos

y las lágrimas

Y hacia el final del día

cuando todos estén cansados y borrachos

un niño que no sabe leer pedirá la palabra

y dirá el más bello discurso que jamás has escuchado

Ya sabes, no faltes a esta cita

no hagas que me levante de mi tumba para tirarte

las orejas

o que esconda para siempre las llaves del cementerio

y no tengas a quien llevarle flores

Written by Mario Meléndez

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