Yolanda Pantin

Vitral de mujer sola

 

Vitral de mujer sola

 

 

 

 

Ángel caído II

 

La mujer del cabello lacio

recogido

en la nuca

sombreada

levemente de azul

como los ojos

ocupa

en una composición simétrica

el centro de la fotografía

Detrás de ella

a su izquierda

un Ángel

desprendido del hombro

mira al cielo

con las alas plegadas

No hay mácula

en su condición aérea

en su espíritu puro

aunque

de la concha rosada de su oreja

surja, como el fuego, la duda

 

 

 

                       

Vitral de mujer sola

 

Se sabe de una mujer que está sola

porque camina como una mujer que está sola

Se sabe que no espera a nadie

porque camina como una mujer que no espera a nadie

Esto es

se mueve irregularmente y de vez en cuando se mira los zapatos

Se sabe de las mujeres que están solas

cuando tocan un botón por largo tiempo

Las mujeres solas no inspiran piedad

ni dan miedo

si alguien se cruza con ellas en mitad de la vereda

se aparta por miedo a ser contagiado

Las mujeres solas miran el paisaje

y se diría que son amantes

de las aceras/ de los entresuelos/ de las alcantarillas/ del subsuelo

de los subterfugios

Las mujeres solas están sobre la tierra al igual que sobre los árboles

les da igual porque para ellas es lo mismo

Las mujeres solas recitan parlamentos

estoy sola

y esto quiere decir que está con ella

para no decir que está con nadie

tanto se considera una mujer sola

Las mujeres solas hacen el amor amorosamente

algo les duele

y luego todo es más bien triste o colérico o simplemente amor

Estas mujeres se alumbran con linternas

van al detalle

saben donde se encuentra cada cosa

porque temen seguir perdiendo

y ya han perdido o ganado demasiado

Ellas no lo saben

porque van del llanto a la alegría

y a veces piensan en la muerte

También planean un largo viaje e imaginan encuentros/ posibles

administran el dinero

compran legumbres

trabajan de 8 a 8

Si tienen hijos hacen de madres

son tiernas y delicadas

aunque muchas veces se alteren

un pensamiento recurrente es

ya no puedo ni un minuto más

Las mujeres solas tienen infinidad de miedos

terrores francamente nocturnos

los sueños de tales mujeres son

terremotos catástrofes sociales

Una mujer sola reconoce a otra mujer sola de forma inmediata

llevan el mismo cuello airado

lo cual no quiere decir que no quieran a nadie más que a sí mismas

esto es completamente falso

Lo cierto es que la casa de una mujer sola

está abierta a su antojo

Una mujer sola

no puede curar su soledad

porque nada está enfermo

se remedia lo curable

una gripe o un dolor de estómago

La mujer que piense que su soledad es curable

no es una mujer sola

es un estado transitivo entre dos soledades

infinitamente más peligrosas

Una mujer sola es una mujer acompañada

aunque de este hecho no se percate más que el zapato

al que mira con detenimiento

o el botón

que parece representar algo verdaderamente importante

como de hecho lo es

como los árboles o el cielo

sólo que el privilegio que deriva de semejante atención

es más bien propio de las almas temperadas al siguiente/ fuego:

id contigo

para estar con vosotros.

 

[de Correo del corazón, 1985]

 

 

 

Los sueños

(en la boca de la noche)

 

El médico mira

dentro de mis ojos

me hace abrir la boca

Le cuento sueños

cruzaba una piscina con un niño al cuello

A veces me asalta

un hambre de miedo

devoro todo lo que encuentro a mi lado

El médico escucha

latir mi corazón

Asiente

con mucha seriedad

consulta un libro

encima de su escritorio

Estoy perdida

-Ya había mirado dentro de mis ojos-

Le cuento otro sueño

No todo mi corazón te ama

sólo la parte que está enferma

 

[de La canción fría, 1989]

 

 

 

Divagación IX

(con Cernuda)

 

Si el hombre pudiese decir lo que ama

estrechar contra el pecho su funesta batalla

Su solo amor perdido ante su sola muerte

sin rendir ni pedir ni dar nada

 

Si el hombre pudiese decir lo que ama

con su sola palabra y su caricia

con su amor tendido como un cuerpo que ama

yo sería aquel que imaginaba

 

 

 

 

Divagación XII

 

La playa está casi desierta

 

Lejos del hombre cuyo rostro oculta

una toalla blanca

dos policías conversan

 

Una familia

ha instalado una sombrilla

que los protege

del sol

 

Tal vez ignoran lo que ocurre a su lado

 

Qué importa

 

El agua

–cuando las olas revientan–

cubre con arena el desolado cuerpo

 

[de Poemas del escritor, 1989]

 

 

 

 

Daguerrotipo de una desconocida

 

Miro el retrato donde no me reconozco

 

Soy yo es cierto pero

¿cómo respiro

cómo tengo labios cabellos

y aún suspiro?

 

¿Cuándo ha sido esta mujer huraña

que mira cual extraña

a mí que no la entiendo ni conozco

y nunca ha sido

Yolanda en la fotografía?

 

Soy yo no hay duda

son mis ojos mi cabello

mi mano apoyando mi cabeza

cansada extrema dura

la muñeca

donde un reloj da una hora

quién sabe qué hora

 

Soy yo es cierto pero ¿dónde

en qué lugar del mundo de mi casa

del país que aborrezco o el soñado

estuve un tiempo así hasta ese punto

tan oscura?

 

Nunca la belleza fue negada pero

¿esa tesitura?

¡Son mis labios!

Jamás tuve esa boca ni esa comisura

¿fue besada?

 

 

 

 

Valsecito

 

Un hombre está sentado ante otro hombre

 

El uno con terror dirige la mirada al cielo raso

el otro se concentra en el cielo de la boca

 

El uno siente un miedo profundo de sufrir

y así lo expresa: «me lastima lo que hace»

 

No podemos decir que el otro lo ha escuchado,

sin embargo murmura tal vez para sí mismo:

 

[de Los bajos sentimientos, 1993]

 

 

 

-Poemas tomados de la antología El Ciervo, compilada por Néstor Mendoza
y publicada por la editorial El taller blanco (Bogotá, 2019).

 

 

 

 

 

Yolanda Pantin (Caracas, Venezuela, 1954 ). Poeta, dramaturga, ensayista, editora y autora de libros infantiles. Cursó estudios de Letras en la Universidad Católica Andrés Bello. Su trayectoria poética inicia con Casa o lobo (1981). Cofundadora del grupo literario Tráfico en 1981 y de la editorial de poesía Pequeña Venecia en 1991. En 1989 recibió el Premio Fundarte de Poesía. Ha sido becaria de la Fundación Rockefeller y de la Fundación Guggenheim.  Coautora del libro El hilo de la voz. Antología crítica de escritoras venezolanas del siglo XX (2003). En el 2014, la editorial Pre-Textos publicó País. Poesía reunida (1981-2011). En México le fue otorgado el Premio Poetas del Mundo Latino «Víctor Sandoval» (2015), por su trayectoria literaria. Su libro Lo que hace el tiempo recibió el XVII Premio Casa de América de Poesía Americana, en su edición 2017, y fue publicado por la editorial Visor.

 

Written by Mario Meléndez

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